GUIÓN PARA TEATRALIZAR. OBRA MULTIFOCAL.
La sala era cuadrada; de color blanco; no muy grande, en el medio, una mesa y un par de sillas.
En una de ellas estaba sentada una muchacha joven, de aspecto inoscente y tierno, que parecía mantener el semblante alegre y la actitud positiva a pesar del contexto que la rodeaba y la situación que atravesaba. Permanecía esperando hacía ya unos minutos.
En ese momento entró a la sala de interrogatorio un hombre de apariencia cuidadosamente desprolija, de unos 40 años, que se presento como Arturo Conan, detective encargado del caso.
Lo primero que pensó fue que una niña de ese aspecto era obviamente inoscente y totalmente ajena a esta situación, pero luego recordó que en este tipo de oficio nada es lo que parece y debería tratarla de la misma manera que a cualquier otro. Luego se quitó su abrigo, lo puso en una de la sillas, justo en frente a la pequeña y tras ojear una de las carpetas que traía consigo, levanto la vista y dirigiendose a la interrogada le dijo:
-Ok, Eugenia, vos sos la menor de las tres hermanas Pedemonte, ¿no?.
-Si, yo tengo 17.
-¿Y sabés por qué estás acá?
-Sí, para ser interrogada sobre la muerte de mi hermana, y ver si puedo contribuír en el esclarecimiento del caso, quiero que se haga justicia- cuando dijo esto se le borró la sonrisa por un momento, pero al instante volvió a recuperar la actitud alegre.
-¿Qué me podes decir sobre tu hermana?.
-Ehh, Jorgelina era alegre y despreocupada, además un poco vaga lo que era motivo de discusión con Victoria, mi hermana mayor, pero a pesar de eso y de que siempre me molestaba tratandome de "nerd", nos llevabamos bastante bien, yo la quie..quería mucho.
-¡Ajá!, decime, ¿Cómo fue el dia en que tu hermana...ehh...falleció?-Conan no se sentía muy comodo entrevistando a personas tan jóvenes, tenía miedo de cómo su falta de tacto y empatía afectara a "personas tan suseptibles" (cómo los llamaba el).
-Me desperté temprano, desayune con mi hermana y su marido(Jorgelina aún dormía, ella generalmente no se levantaba antes de las 10:00 am), y fui a la escuela, volví al mediodía. Comí y salí de nuevo hacia la escuela, porque nosotros tenemos clases mañana y tarde los viernes. Volví a mi casa a eso de las 18:00 h, me bañé y me encerré en mi pieza a leer y a escuchar música. Me dormí con los auriculares puesto, por eso no me enteré de nada de lo que sucedió hasta el otro día.
Arturo tardó unos segundos en reaccionar, sorprendido por la claridad y la fluidez con la que habló esa chica de tan solo 17 años.
-¿Y ella era de contarte cosas sobre su intimidad o su vida amorosa?
-Sí, de vez en cuando.
-¿Y ella no te había contado nada que vos pienses pueda sernos útil a nosotros?
- Emmm, si… pero… no sé.
- Eugenia, recordá que todo lo que digas en esta habitación va a quedar entre nosotros, también recordá el porqué estas acá, por favor.
La chica quedó en silencio por unos segundos, luego lo miró al detective y dijo:
-Ella decía que quería escaparse con un chico con el que andaba viéndose a escondidas. Ella aseguraba que lo iban a hacer en la semana próxima.
-¡Ajá! ¿Y cuál es el nombre de este chico?.
- Emi, Emiliano Fuentes.
Arturo anotó el nombre en su libreta y luego le preguntó a Eugenia si sabía algo más que ella podría considerar importante para la resolución del caso. Ella dijo que no. Entonces el detective la despidió con un gesto cordial, mientras se quedó pensando en la nueva información aprendida.
INTERROGATORIO 2: CACERES ROSA
-Buen día Rosa Caceres, yo soy el detective encargado del caso.
-Buen día señor detective, para servirle, empiece nomás.
-Ok, entonces sin más preambulos empecemos ¿Cuál es su rol en la casa Pedemonte?.
-Yo soy la encargada de la cocina, la limpieza, ese tipo de cosas, trabajo en la familia Pedemonte hace varios años.
-¿Cuántos años exactamente?.
-24-25 años exactamente.
-¿Cómo era su relación con la difunta?.
-Ay mi dios! si me habrá dado trabajo esa niña, desordenada como ninguna, y TERCA, terca como una mula, AY! pero yo a las muchachas las quiero como si fuesen mis propias hijas, imagínese que prácticamente las crié yo, las conozco desde que eran unos piojitos.
-Mmmm..¿Y cómo era la relación entre Jorgelina , sus hermanas y su cuñado?.
- Y.. ya le digo, Jorgelina era muy desobediente y rebelde, lo que siempre era motivo de peleas con la mayor, pero con Eugenia en cambio se llevaban mejor, eran más unidas, más compañeras. Y con el señor.. bueno, ya sabrá usted, tenían sus quehaceres, pero delante de la gente..unos angelitos.
-¿Ustéd está insinuando que Jorgelina Y Balbuena mantenían un affaire?
-¿Un QUEEE?
-Un affaire; una relación extramatrimonial o mal vista ante la sociedad.
-Ahh! eso, sí, yo siempre supe que esos dos tenían cola que les pise, bueno..lo sospechaba, porque nunca lo pude confirmar, siempre los veía solos, muy juntitos y en actitud sospechosa, pero nada más.Ah,pero la señora Victoria tambíen tenía sus dudas eh, porque fíjese que una vez la escuché discutiendo con el señor , sin querer claro, por este tema. ESOS DOS! eran unos desagradesidos.
-¿ Cómo fue la noche en que transcurrió el suceso de la muerte?
- Esa noche estaba yo acostada de hacía rato, intentando dormir, cuando me despertó el ruído de la puerta; era el señor que volvía a casa, estuvo deambulando en la cocina un rato, hasta que por fin me dormí, se habrá ido a dormir supongo, y al rato de nuevo me despierto, a eso de las 00:00 de la noche, por los gritos de la señora Victoria, habían encontrado el cuerpo. Me levante a ver que sucedía y estuve con ellos pasando el mal rato.
-¿Y vió una actitud rara en alguno de los dos?Nervios, tal vez.
-No,rara no.Estaban los dos nerviosos y asustados,sí.Pero es normal en estos casos, sabré yo!.
-ok, Rosa, entonces si no tiene nada más que aportar, creo que eso ha sido todo.
-Nada más que aportar señor, me retiro y espero que todo lo que le conté pueda serle útil.
TESTIMONIO 3:VICTORIA PEDEMONTE
-Buen día, yo soy Arturo Conan, detective del caso.Antes que nada, disculpe por haberla hecho esperar tanto tiempo, Sra. Pedemonte- dijo él.
-No hay problema- respondió la mujer, tratando de simular su cara de descontento e irritación.
-Entiendo que en este momento está pasando por mucho y lo último que quiere es estár acá, así que le propongo empezar cuanto antes-
Ella asintió con su cabeza.
- Usted es Victoria Pedemonte, tiene 35 años, es profesora de danza, es la mayor de tres hermanas y está casada hace mas de 10 años con un tal Aquiles Castro, ¿no?-
La mujer asintió con la cabeza una segunda vez.
El detective la quedó mirando en silencio por unos segundos.
-Ok. Puede empezar por narrarme los hechos previos a la muerte de su hermana-
-No sé por dónde empezar- contestó con con cara de desprecio y amargura
-Ok, yo la guío,¿No notó ningún comportamiento raro en su hermana o en cualquier otra persona allegada a ella y a usted en los últimos días?.
-Mmmm, no, ninguno. Nada que pueda ser útil al caso.
-¿Segura? Tenga en cuenta que cualquier dato, por más mínimo que sea, puede serme útil.
La mujer negó con la cabeza.
-En ese caso, dígame como era su relación con su hermana, como era el día a día en la casa, en especial, el ultimo, el día de…
-Ella, Jorgelina, era la hermana del medio. Ella y yo discutíamos mucho, más que nada porque, a pesar de que ella tenía 24 años, se seguía portando como una adolescente y se negaba a aceptar cualquier tipo de responsabilidades propias de alguien de su edad. A pesar de todo esto, yo la quería mucho, era mi hermana- La señora queda en silencio en unos segundos, luego prosigue- yo me despertaba… despierto temprano, tipo 06:00 h; desayuno y salgo a dar clases; vuelvo recién al mediodía, solo para comer y dormir una siesta de medio hora. Luego, salgo de nuevo para la escuela.
-Ok. y ESE día, ¿Cómo transcurrió?.
- Como cualquier otro: llegué a mi casa, tipo 22:00 h; cené y me fui a dormir. A eso de las doce y algo, mi marido entró corriendo desesperado a mi pieza a contarme lo que había pasado. No entendía lo que quería decirme, entonces me llevó de la mano hasta la pieza de Jorgelina… donde… donde la… donde la encontramos muerta, en un charco de sangre y desnucada a un costado de la cama y con signos de golpes. Una de las ventanas estaba rota. Mis gritos despertaron a la sirvienta, que llegó corriendo a la pieza; ella reacciono igual que yo. La única persona ajena a todo esto era mi hermana menor que se había quedado dormida con los auriculares puestos, y en el estado de shock en que me encontraba no me acordé de ella, tampoco hubiese tenido el valor, no es fácil.
Al terminar de decir esto, Vitoria levanta la mirada hacia el detective, dando a entender que eso es todo lo que vio.
-¿Y sobre los rumores de un supuesto “affaire” entre su hermana y su marido que tiene para decir?- preguntó Conan.
Ni bien el detective terminó de preguntar esto, ella abrió los ojos y frunció aun mas su ceño.
-¿Perdón?- dijo tratando de disimular su descontento e incomodidad ante tal pregunta
-¿Qué cuál es su opinión sobre esos rumores que vinculaban a su herma…?
-Entendí la pregunta; lo que no entiendo como alguien es tan hijode… insensible como para preguntar semejante cosa.
-Disculpe, señora. Entiendo que es una pregunta jodida, más aun en este contexto, pero entienda que solo estoy cumpliendo con mi trabajo.
-¡¿Puedo saber de dónde sacó semejante barbaridad?!
-Señora, ¿puede, por favor, limitarse a responder la pregunta?.
-¡No! No estaba al tanto de esos chismes infundados.
-¿Segura?
Victoria lo miró con los ojos prácticamente inyectados en sangre.
-Ok. voy a suponer que esos es un no.
-¿Puedo irme? Estoy segura de que ya le dije todo lo que podría serle de utilidad y tengo mucho apuro para organizar el velorio.
-Emmm, si. Es libre de irse. Ya no me queda más nada por preguntar. Gracias por su colaboración y, cualquier cosa que surja con respecto al caso, la pondré al tanto al instante.
Arturo se levanta para despedir a la señora, quien parece estar muy gusto con dar por terminado el interrogatorio.
INTERROGATORIO 2: BALBUENA, ALQUILES
-Buen día. Soy el detective Arturo Conan, encargado del caso.
-Buen día, señor detective, mi nombre es Aquiles Balbuena… aunque usted seguramente ya sabe eso, ¿no?- sonríe nerviosamente.
-Ok. Tengo que interrogar a muchas personas en poco tiempo y usted seguramente también tiene cosas y obligaciones por hacer, así que empecemos ya, ¿le parece?
Aquiles asiente con la cabeza de forma tímida y nerviosa, como si no se sintiera muy a gusto con la situación.
-¿Qué puede decirme acerca de Jorgelina Pedemonte?- empieza preguntando Arturo.
-Mmm, no sé… era mi cuñada. Algo vaga e inmadura, pero una buena persona. Vivía discutiendo con mi mujer, supongo que por su forma de vida. No sé que más decirle… no éramos muy cercanos. Hablamos de vez en cuando, si; pero no teníamos una relación muy… ¡no teníamos mucho trato! Disculpe que me trabe o no se entienda mucho lo que digo, admito que este tipos de lugares me ponen algo nervioso, más aún si pienso en porque estoy aquí- mientras dice todo esto, no para de jugar con sus manos, de zapatear el piso y de observar todos los recovecos de la pieza.
-Ajá! Entiendo, la mayoría de las personas se sienten intimidadas cuando están en este lugar, pero no tiene nada de qué preocuparse o por lo que ponerse nervioso. Prosigamos: ¿Cómo transcurrió el día de la muerte de su cuñada? ¿Notó algo raro, fuera de lo usual?.
-Mmm… no, fue un día como cualquier otro. Me desperté algo más temprano de lo normal ese día, porque tenía un remate que rematar, porque soy martillero público (aunque usted seguramente ya sabe eso), salí a eso de las 08:00 h de mi casa y recién volví a las 20:00 h. Me bañé y salí con unos amigos a jugar al pool hasta las 00:00 h. Cuando volví, pasé por la puerta de la pieza de Jorgelina, porque queda camino a la mía, y justo escuche un grito y un ruido de vidrios rotos. Preocupado, toque la puerta para ver si todo estaba bien. Pero nadie respondió. Después de tocar la puerta cada vez más fuerte por más de un minuto, forcé mi entrada a los empujones y, cuando entré, vi… vi esa horrible imagen que jamás voy a poder olvidar: ella muerta en el suelo, en un charco de sangre, desnucada, al lado del respaldo de la cama.
-ajá..¿y sospecha usted de alguién?
-no, entre familia no haríamos algo semejante, pero..aca entre nosotros, ella andaba en amoríos con un extraño.
-y..¿usted que piensa que pudo haber pasado para que el muchacho haga algo semejante?
-no se señor, celos tal vez, mi cuñada salía mucho, era muy sociable y en una discusión pudo habersele ido la mano..usted entiende.
-¿Y que hizo cuando encontro el cuerpo?
-Una vez que volví en mi, fui corriendo hasta la pieza de mi mujer a contarle lo que había pasado. Después de eso, llamamos a la policía y… y creo que eso es todo.
-¡Ajá! Entonces usted dijo que su relación con ella era buena, pero no muy cercana-
-Si, como dije antes, no éramos muy cercanos, pero jamás tuve un problema con ella- la incomodidad y la actitud nerviosa de Aquiles no desapareció en ningún momento de la entrevista; es más, parecía agravarse más y más a medida que la interrogación pasaba.
-Ok, señor Aquiles, eso sería todo. Muchas gracias por su colaboración. Lo mantendremos al tanto a usted y su familia sobre cualquier novedad en el caso.
-Ok. Muchas gracias, señor Conan.
Ambos se levantan para despedirse. Una vez el detective quedó solo en la sala, se pasó la mano por el saco para quitarse el sudor que le dejó Aquiles cuando lo saludo.
CONCLUSIÓN DEL DETECTIVE
Arturo está sentado en la mesa, escribiendo en un cuadernillo que siempre lleva consigo: “Según los diferentes testimonios escuchados, llegué a la conclusión de que el culpable de la muerte de Jorgelina Pedemonte fue Aquiles Castro. Llegué a esta -evidente- conclusión después de que Rosa, la mucama, me pone al tanto de una relación clandestina entre la víctima y el victimario, punto clave en la resolución del caso; eso, sumado al hecho de que Jorgelina pensaba escaparse con el tal Emiliano Fuentes y a las sutiles incongruencias en el testimonio de Aquiles en comparación con los del resto.
Esta es mi hipótesis de cómo sucedieron los hechos esa noche: Aquiles fue a la pieza de Jorgelina entre las 23:00 h y las 23:30 h; discutieron sobre la decisión de Jorgelina de huir de la casa con otra persona; Balbuena se enojo y, en un ataque de irá, fuera de sí, golpeó a Jorgelina, al tipo se le fue la mano y la mató en el acto; puesto que claro está, la víctima cayó de nuca sobre el respaldo de la cama trás uno de los golpes, produjendo una herida grave el la cabeza y desnucandose. Luego, en la desesperación del momento y con los nervios, él rompió una de las ventanas de la pieza para aparentar que el asesino había huido por ahí; por último, fue a la pieza de su mujer y montó su escena de como habrían transcurrido los hechos.