lunes, 5 de noviembre de 2018

El Matadero: estetica, diversidad de registros y conceptos bajtinianos presentes en la obra

 La presente entrada describe resumidamente y entremezcla los diferentes postulados hechos por Bajtin y María Rosa Lojo presentes en la obra breve El matadero de Esteban Echeverría.

DESARROLLO

Mijail Bajtín
  Bajtín, enormemente influido por algunos tópicos marxistas, le da una connotación claramente social a los conceptos de Ironía, Parodia y Carnavalización. Ejemplo de esto es el hecho de que plantea a la carnavalización como un fenómeno desde el cual se cuestiona la legitimidad del vocabulario, imágenes y normas que emanan el poder, por ende corporiza una “ideología deliberadamente no oficial” divergente con las expresiones oficiales de la Iglesia y del Estado.

  Por su parte, María Rosa Lojo propone una serie de diferentes códigos en forma de registros en el lenguaje narrativo. En el caso particular de El Matadero, estos registros son de índole religioso, sexual, antropológico, político y estético; y conviven, incluso superponiéndose en algunos casos, durante toda la obra.

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María Rosa Lojo

 Estos dos postulados no son necesariamente dos formas distintas e incompatibles de analizar un texto literario –El Matadero en este caso en particular- ya que uno puede dar pie al otro e incluso pueden entremezclarse.

  El mejor ejemplo de esto es la forma en que se entremezclan la ironía y el registro religioso a lo largo del relato, especialmente durante la introducción: el registro religioso es tal vez el código que de manera más fuerte y evidente se infiltra en el relato y proporciona el pretexto para construirlo. En efecto, la matanza de animales descrita tiene lugar durante la Cuaresma con el objeto de proporcionar alimento vacuno para viejos, enfermos y niños, dispensados de la interdicción alimentaria prevista por la Iglesia Católica para estas fechas. Todo esto, acontecido durante la introducción del relato, es presentado en un tono constantemente irónico y sus objetivos fundamentales son: denunciar el abuso y el autoritarismo fanático, irracional, de la iglesia (“y como la iglesia tiene, ab initio, y por delegación directa de Dios, el imperio inmaterial sobre las conciencias y estómagos, que en manera alguna pertenecen al individuo…”)

  Por último, el discurso irónico apunta hacía “la herejía”: herejía política de los unitarios, herejía de los gringos que violan “los mandamientos carnecios”  de la Iglesia y que reciben un castigo grotesco.
La ironía descuella en el ridículo al que es sometido el ritual y los medios –mágicos, supersticiosos para una “mentalidad progresista”- que la Iglesia utiliza para manejar la realidad

  Ya bien entrado el relato y comenzada la acción de la matanza se abandona la ironía para reemplazarla por una seriedad hiperbólica pero condenatoria.

  A su vez, el registro político se entremezcla con una parodia de aspecto religioso casi coincidiendo con ella, pues se refiere a un mundo donde la suprema autoridad, legal y espiritual, temporal y eterna, se ha corporizado en la figura de Don Juan Manuel de Rosas. Por eso se ha dicho que las inscripciones dibujadas en la casilla del juez son “símbolo de la fe política y religiosa de la gente del Matadero”

  En tanto los registros sexual y antropológico, marcadamente presente en las escenas relatadas en el establecimiento del Matadero, está representado de una forma claramente carnavalesca (siempre atendiendo a la caracterización hecha por Bajtin) marcado por la deformidad, la caricatura, la exageración y la parodia. Se pone de manifiesto lo obsceno, que comienza por el lenguaje, lo que para la moral de aquel contexto socio histórico debería estar rigurosamente fuera de escena
(“Oíanse a menudo palabras inmundas y obscenas).

  El cuento todo es una gran metáfora impregnada de conceptos Bajtinianos anunciada desde su título. La Argentina dominada por Rosas, sanguinario dictador, es equiparada con el matadero a donde van las reses indefensas a su encuentro con la muerte. 'El Matadero', por las características antes señaladas, se convierte en el precursor de la literatura verdaderamente latinoamericana. Su mérito es grande, máxime si se tiene en cuenta la inexistencia de cualquier otro antecedente similar.

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